By Claudia Berardi
Más de 600 Tesoros Ancestrales Regresan a Rapa Nui Tras 70 Años en el Museo Kon-Tiki de Noruega





Tras más de 70 años lejos de su tierra natal, los Ivi Tupuna (restos ancestrales) que fueron llevados a Noruega por Thor Heyerdahl durante su expedición de 1955-1956 han regresado a Rapa Nui. Este hito no es solo un logro cultural y diplomático, sino también un acto profundamente espiritual que reconecta al pueblo rapanui con sus antepasados y su cosmovisión ancestral.
La extracción de piezas arqueológicas y restos humanos de Rapa Nui comenzó en un contexto de desprotección. En 1955, cuando Thor Heyerdahl llevó estos tesoros culturales fuera de la isla, los rapanui no tenían ciudadanía ni derechos plenos. En aquel entonces, algunos ancianos consideraron que sacar los restos de la isla era una forma de preservarlos ante el deterioro y la destrucción causados por la Compañía Explotadora Williamson Balfour. Sin embargo, este acto dejó una herida en el corazón del pueblo rapanui, una desconexión entre los vivos y los Ivi Tupuna, quienes representan mucho más que restos físicos: son el puente entre el pasado, el presente y la espiritualidad rapanui.



Para el pueblo rapanui, el tiempo no es lineal. En su cosmovisión, el pasado y el presente coexisten, y los espíritus de los antepasados siguen formando parte activa de la vida diaria. Según esta visión, los Ivi Tupuna no son solo restos físicos, sino entidades vivas que se comunican con los suyos, guían, protegen y, en ocasiones, castigan.
Tarita Rapu, asesora de CODEIPA y Mau Hatu (Consejo de Ancianos) parte clave en este proceso, reflexiona: “Este regreso no solo es un acto de justicia histórica, sino de sanación espiritual. Los Ivi Tupuna son parte de nuestra identidad, nuestro pasado y nuestro presente. Ahora vuelven a ser parte del henua (tierra/placenta)”.
Rituales de bienvenida: alimentando el alma de los ancestros
El proceso de retorno estuvo acompañado de prácticas ancestrales profundas. Los ancianos del Mau Hatu (Consejo de Ancianos) lideraron ceremonias tradicionales que incluyeron kai (ofrendas de comida) y la preparación de un umu, un horno de tierra o curanto, donde los alimentos cocinados no solo alimentan a las personas, sino también a los espíritus, a través del vapor que emana del suelo. Este acto simbólico representa la comunión entre los vivos y los Ivi Tupuna, un ritual de reciprocidad y respeto.





Incluso el traslado de los restos en Noruega estuvo marcado por un protocolo espiritual. Los líderes rapanui pasaron una noche en el museo donde se encontraban los Ivi Tupuna, durmiendo junto a ellos y buscando establecer un diálogo espiritual. Según los ancianos, estas conexiones suelen manifestarse en sueños, lo que confirma la presencia y aprobación de los espíritus en el proceso. Dicen que este contacto efectivamente se dio aquella noche.
Un acto de reivindicación y esperanza
El regreso de los Ivi Tupuna también tiene un significado político y social para las generaciones futuras. Es un acto de reivindicación que busca reparar el impacto de la colonización, el saqueo y la imposición cultural. Para el pueblo rapanui, este proceso no solo reconecta con su pasado, sino que también fortalece la identidad y la espiritualidad de la comunidad.





En los últimos años, la participación de los jóvenes en estas repatriaciones ha ido creciendo, gracias a un esfuerzo consciente por parte de los ancianos y líderes culturales de transmitir el respeto y las tradiciones asociadas a los tupuna. Sin embargo, este proceso también subraya la importancia de mantener el rol central de los koro (ancianos) en estas ceremonias, ya que su conocimiento y conexión espiritual son insustituibles.
El regreso de los Ivi Tupuna es más que un acto de justicia histórica; es un momento de renacimiento espiritual para Rapa Nui. Este hito devuelve a los ancestros a su tierra y reafirma el compromiso del pueblo rapanui con su herencia y su cosmovisión.

Como dice Tarita: “Cumplir con nuestros tupuna es un deber. Ellos necesitaban volver a su hogar, a descansar en la tierra donde pertenecen. En Rapa Nui, la vida y la muerte no están separadas; son parte de un mismo ciclo. Y ahora, ese ciclo finalmente se ha completado.”
El desafío para las futuras generaciones será mantener viva esta conexión y continuar honrando a los Ivi Tupuna, asegurando que su legado espiritual y cultural perdure.
