Recuperacion Etnobotanica

El Toromiro, árbol sagrado, plantado en los alrededores de los centros ceremoniales, fue declarado extinto hace más de 50 años. El último ejemplar que se observó fue en el cráter del Rano Kau durante la expedición de Thor Hayerdahl en el año 1958. Muchos fueron los intentos de recuperar esta especie endémica, pero todos han fracasado. Hoy la situación ha cambiado favorablemente. Más de 100 plantas de Toromiro, cerca de un metro de alto, crecen en Rapa Nui junto a otras especies endémicas.

A diferencia de otras islas de la Polinesia, la Isla de Pascua, a pesar de su clima subtropical,  presenta poca diversidad florística. El 88% de la superficie de la isla es una sabana seca cubierta por pastizales y sólo un 7% es ocupada por planicies vegetales y apenas un 5% por bosques, la mayoría de eucaliptos, Miro Tahiti (Melia azederach)  y paltos, todas especies introducidas. La vegetación existente (total 212 especies) en Hanga Roa, Rano Kau y Vaitea no es endémica sino corresponde a flora introducida por el hombre (166 especies) y flora nativa cultivada (46 especies).  diferencia de otras islas de la Polinesia, la Isla de Pascua, a pesar de su clima subtropical,  presenta poca diversidad florística. El 88% de la superficie de la isla es una sabana seca cubierta por pastizales y sólo un 7% es ocupada por planicies vegetales y apenas un 5% por bosques, la mayoría de eucaliptos, Miro Tahiti (Melia azederach)  y paltos, todas especies introducidas. La vegetación existente (total 212 especies) en Hanga Roa, Rano Kau y Vaitea no es endémica sino corresponde a flora introducida por el hombre (166 especies) y flora nativa cultivada (46 especies). 

El último censo florístico de 2006 ha certificado la existencia de siete plantas endémicas en Rapa Nui. Estas son el Toromiro (Sophora toromiro), el Poporo (Solanum forsteri), tres tipos de helechos llamados localmente Nehe Nehe (Asplenium coliores, Doodia paschalis y Displazia torzolidarium) que se han localizado en lugares protegidos del viento, principalmente en los cráteres de los volcanes Rano Kau y Rano Aroi y finalmente dos herbáceas (Mauko Toa), pasto que se encuentra en los Motu frente al Rano Kau. Sólo dos especies endémicas han requerido ser recuperadas: “el Toromiro y el Poporo”. El Poporo se usaba antiguamente en forma medicinal para aliviar dolores estomacales y estuvo a punto de extinguirse. En el año 2005 se encontró la última planta en el sector de Anakena y se logró recuperar, existiendo hoy 200 ejemplares en Mataveri, Tahai, Anakena y Rano Raraku. de helechos llamados localmente Nehe Nehe (Asplenium coliores, Doodia paschalis y Displazia torzolidarium) que se han localizado en lugares protegidos del viento, principalmente en los cráteres de los volcanes Rano Kau y Rano Aroi y finalmente dos herbáceas (Mauko Toa), pasto que se encuentra en los Motu frente al Rano Kau. Sólo dos especies endémicas han requerido ser recuperadas: “el Toromiro y el Poporo”. El Poporo se usaba antiguamente en forma medicinal para aliviar dolores estomacales y estuvo a punto de extinguirse. En el año 2005 se encontró la última planta en el sector de Anakena y se logró recuperar, existiendo hoy 200 ejemplares en Mataveri, Tahai, Anakena y Rano Raraku. 

El Toromiro era un árbol sagrado plantado en los alrededores de centros ceremoniales, cuya madera dura, roja e imputrescible servía para la talla de  representaciones de espíritus (Moai Kavakava), objetos de prestigio y rango (Rapa, Reimiro y Tahonga) y aquellos necesarios.

El Toromiro era un árbol sagrado plantado en los alrededores de centros ceremoniales, cuya madera dura, roja e imputrescible servía para la talla de  representaciones de espíritus (Moai Kavakava), objetos de prestigio y rango (Rapa, Reimiro y Tahonga) y aquellos necesarios para numerosos rituales, incluyendo las sagradas tablillas Rongo Rongo. Más del 56% de los objetos recolectados a lo largo del siglo XIX para las colecciones de museos europeos y rusos fueron talladas en esta madera. El Toromiro fue declarado extinto hace más de 50 años. El último ejemplar que se observó fue en el cráter del Rano Kau, durante la expedición de Thor Hayerdahl en el año 1956. Muchos fueron los intentos de recuperar esta especie, pero éstos han fracasado porque las especies traídas desde afuera no se lograban adaptar al suelo local y morían. Jorge Edmunds, técnico agropecuario, encargado del vivero de la Corporación Nacional Forestal nos comenta : “Después de varios años de estudios y ensayos de plantación logramos la recuperación de la especie. En el Vivero de CONAF se logró crear un ecosistema parecido a su habitat natural. 

La primera etapa fue la preparación del suelo con tierra vegetal con un abono especial con algas marinas (Miritoni), pastos del mar, hierbas y gusanos asociados a otra vegetación.  El Toromiro requiere de semisombra, debe plantarse en bajada para que el agua fluya y no se acumule. Debe estar ubicado con otros árboles a su alrededor  para el intercambio de nutrientes y para su mejor crecimiento y desarrollo. No es bueno plantarlo solo, necesita de otras especies para sobrevivir. para numerosos rituales, incluyendo las sagradas tablillas Rongo Rongo. Más del 56% de los objetos recolectados a lo largo del siglo XIX para las colecciones de museos europeos y rusos fueron talladas en esta madera. El Toromiro fue declarado extinto hace más de 50 años. El último ejemplar que se observó fue en el cráter del Rano Kau, durante la expedición de Thor Hayerdahl en el año 1956. Muchos fueron los intentos de recuperar esta especie, pero éstos han fracasado porque las especies traídas desde afuera no se lograban adaptar al suelo local y morían. Jorge Edmunds, técnico agropecuario, encargado del vivero de la Corporación Nacional Forestal nos comenta : “Después de varios años de estudios y ensayos de plantación logramos la recuperación de la especie. En el Vivero de CONAF se logró crear un ecosistema parecido a su habitat natural. La primera etapa fue la preparación del suelo con tierra vegetal con un abono especial con algas marinas (Miritoni), pastos del mar, hierbas y gusanos asociados a otra vegetación.  El Toromiro requiere de semisombra, debe plantarse en bajada para que el agua fluya y no se acumule. Debe estar ubicado con otros árboles a su alrededor  para el intercambio de nutrientes y para su mejor crecimiento y desarrollo. No es bueno plantarlo solo, necesita de otras especies para sobrevivir. 

En el proyecto de salvación del Toromiro la Corporación Nacional Forestal trabaja en conjunto con la Fundación Mata Kite Rangi, dirigida por Sonia Haoa, quién confiesa que su interés por trabajar con el Toromiro nació porque en todos los análisis de fitolito que realizaba en sus excavaciones, aparecía siempre esta especie. Hoy ella misma mantiene dos Toromiros en su jardín. Fueron los primeros que se plantaron y por primera vez dieron 300 semillas. Ella las llama “plantas madres” porque con estas semillas se han estudiado las técnicas de germinación. En la actualidad existen 40 Toromiros en el vivero de Conaf, 30 ejemplares adultos de un metro en el cráter del volcán Rano Kau y en los jardines de algunos Rapanui. (Emilia Paoa, Sonia Haoa y José Teao). El objetivo principal de este trabajo es en un futuro crear un Jardín Botánico en Rapa Nui y posteriormente entregarlos a la comunidad, comprometiendo y responsabilizando a cada isleño para que siga acuciosamente los cuidados requeridos para mantener estas especies endémicas.

Kiko Morris

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