Existe una forma femenina, así como una masculina. La primera sirve para nutrir y dar a luz, la segunda para sembrar y contener. Con ello sobrevivía la tribu y la familia de todas las naciones, de cada rama de las familias de Atua, desde los jefes Ariki hasta las más pequeñas criaturas, invisibles para nuestros ojos. Aquellas especies que se regeneran a si mismas, tienen dentro de si ambos sistemas reproductivos que les da la vida. Un gran tesoro.Existe una forma femenina, así como una masculina. La primera sirve para nutrir y dar a luz, la segunda para sembrar y contener. Con ello sobrevivía la tribu y la familia de todas las naciones, de cada rama de las familias de Atua, desde los jefes Ariki hasta las más pequeñas criaturas, invisibles para nuestros ojos. Aquellas especies que se regeneran a si mismas, tienen dentro de si ambos sistemas reproductivos que les da la vida. Un gran tesoro. Nuestros ancestros consideraron cuidadosamente la totalidad de los tesoros del universo. A través de minuciosas observaciones, una y otra vez, ellos han obtenido el Tikanga, el manejo de varios niveles de entendimiento para el Hare Wananga, la escuela del conocimiento oculto y sus prácticas. Algunos de estos tratados fueron guardados dentro del Wananga de las abuelas y algunos en los Wananga de los abuelos. Estos dos Wananga se combinaron en un Wananga especial que nos revela las enseñanzas para la sobrevivencia de la nación bajo Rongomaraeroa, el Dios de la Paz.

En algunas naciones patriarcales sólo reconocen el Mana, Tapu, Ihi, Wehi, Wana y Warua de los abuelos. En naciones matriarcales reconocen a ambos, abuelas y abuelos, pues la grandeza de una nación está en manos de lo femenino y lo masculino. Está escrito en nuestras pinturas en las cavernas sagradas y también en nuestras tablillas de instrucciones que nos dejaron nuestros ancestros fundadores. Nosotros hemos sido esencialmente creados, de una forma u otra, por la unión de todos los poderes del universo.  Estos poderes fueron reconocidos como el poder femenino y el poder masculino, en origen y en vigor.