Rapa Nui 1878-1888: 10 Años bajo un Gobernante Tahitiano

Por Cristián Moreno Pakarati / Historiador

En 1876 la población Rapanui se encontraba diseminada por varias islas polinésicas y sólo algo más de un centenar de almas, continuaba en Isla de Pascua. En Mangareva, otro puñado de rapanui, comenzaba ya a mezclarse con la población local bajo la tutela de los misioneros católicos. La mayor cantidad se encontraban en Tahiti y Mo’orea, pero estaba sometida a un régimen de trabajo y condiciones muy duras en las plantaciones de caña y cocoteros del escocés John Brander, dueño de la Maison Brander. Éste se había asociado con un miembro de la familia real tahitiana: Alexander Salmon Jr., llamado Ari’i  Pa’ea  por su título nobiliario. La empresa tenía varios negocios en los archipiélagos polinésicos.

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El responsable de esta diáspora rapanui fue el  aventurero francés Jean-Baptiste Onésime Dutrou-Bornier, quién, después de traer en su barco a los misioneros picpusianos, se radica en Isla de Pascua dedicándose a la crianza de ovejas y a la producción de lana para su exportación a Tahiti, donde se asocia con la Maison Brander. Luego se casa con una nativa, con la cual tiene dos hijas y se autoerige Rey de Rapa Nui. Levanta su imperio adquiriendo engañosamente tierras de los nativos, enviando a los más conflictivos a trabajo forzado a las plantaciones de su socio en Tahiti. Bornier amonesta a los misioneros quienes deciden regresar a Mangareva seguidos por un grupo de rapanui. Sin embargo,  su abuso de poder lo llevó a la muerte,  siendo ajusticiado en agosto de 1876 por un grupo de rapanui.

Al morir el dueño de la Maison Brander comenzaron largos procesos judiciales para resolver las situaciones de herencia y derechos. Como representante de la sociedad tahitiana llega Juan Chavez, un chileno avecindado en Tahiti, para tomar posición de la isla. Chávez se instaló en la casa patronal de Mataveri, expulsando a la viuda rapanui y a las dos hijas mestizas de  Bornier. También se encargó de tomar gran parte de las propiedades que la Iglesia Católica tenía en la isla, apropiándose de plantaciones y animales. La estadía de Chávez no sería muy larga. Tras pasar largos períodos encerrado en su casa junto a su familia y sin jamás dejar de lado sus armas de fuego por temor a ser víctima de un ajusticiamiento como el de Bornier, probablemente se sintió feliz cuando llegó el barco para llevárselo en octubre de 1878. En el mismo llegaba su sucesor: Alexander Salmon, Ari’i Pa’ea, quien decidió tomar el negocio de la isla en sus propias manos.

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Salmon no llegó solo, con él arribaron varios rapanui repatriados y unos 20 tahitianos para hacerse cargo de las labores más importantes de la hacienda. La llegada de estos polinésicos originó un nuevo impulso cultural en una isla severamente disminuida, con una población sobreviviente de las redadas esclavistas del Perú y las posteriores epidemias a fines de la década de 1860. La desaparición de enormes cantidades de personas implicó la pérdida del conocimiento colectivo, tradiciones antiguas y prácticas que requerían habilidades particulares. Los isleños intentaron llenar estos vacíos incorporando y adaptando lo traído por los recién llegados. Así, el inglés-tahitiano pasó a ser una figura importante para la pequeña sociedad Rapa Nui de 170 habitantes.

Salmon, a diferencia de Chávez, estableció relaciones amistosas con los rapanui. Con su aguda mente de negociante comenzó a estimular el comercio de los isleños con los barcos que visitaban la isla y a dinamizar la explotación ganadera. Mientras, por un lado, se revitalizó la artesanía en madera según modelos prehistóricos, terminando algunas de las obras en los grandes museos etnológicos del mundo, por el otro, se destruyeron grandes monumentos megalíticos para construir pircas y corrales para la hacienda. Salmon llevaría su base de operaciones al sector de Vaihū de propiedad de la Iglesia Católica, a quién comprará estas tierras en 1884. Iza la bandera inglesa en la isla ofreciendo la soberanía a Gran Bretaña sin obtener respuesta.

En 1886, Alexander Salmon jugará un rol importante en la expedición estadounidense del USS Mohican, asistiendo y sirviendo como informante de William J. Thomson. Su publicación es una de las más conocidas y hasta esa fecha el trabajo etnográfico más importante efectuado sobre la isla. Cooke, cirujano del USS Mohican, da cuenta: “Mr. Salmon, guía, filósofo y amigo de esta gente, reúne en su persona (un gigante en estatura, que bien los podría contener) los deberes de árbitro y juez. Muestran un gran respeto, lo miran como su maestro; llegan a él con todos sus problemas. Su palabra es ley y sus decisiones son indiscutibles.” Sin duda, fue una época de una fuerte influencia tahitiana en el lenguaje y cultura rapanui.

Finalmente, en 1888, Alexander Salmon será el traductor y puente entre Policarpo Toro, representante de Chile, y sus oficiales del Angamos, para firmar el famoso “Acuerdo de Voluntades” con los 12 jefes rapanui para anexar la isla al Estado de Chile. Toro había suscrito un contrato con Tati Salmon, hermano mayor de Ari’i Pae’a, por sus propiedades en Pascua y un compromiso de venta con John Brander hijo de las propiedades de su padre que aún estaban en juicio. Alexander Ari’i Pa’ea Salmon Jr. firma como testigo de la anexión a Chile, perpetuando su nombre en la historia de Rapa Nui y regresa a Papeete el 14 de diciembre de 1888. Mientras tanto, en 1895, la Corte de Burdeos-Francia resuelve los conflictos de herencia de La  Maison Brander, fallando a favor de John Brander hijo, quién once años después decide vender sus tierras al comerciante Enrique Merlet, francés radicado en Valparaíso, Chile.

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