by Nicolás Ory – ESMOI
Los atunes son unos de los más emblemáticos peces de Rapa Nui, han alimentado el pueblo Rapa Nui durante siglos, y son ahora una delicia que los turistas del mundo entero pueden disfrutar cuando vienen a visitar la isla. Estos peces depredadores, entre los cuales los más grandes pesan algunos cientos de kilogramos. Están pescados principalmente con línea de mano, una técnica de pesca tradicional la cual fue usada por siglos en Rapa Nui. Este arte de pesca es físicamente exigente y necesita un conocimiento perfecto de la ecología y comportamiento alimenticio de los peces; es la razón por la cual la pesca artesanal de atunes ha sido sustentable por siglos en Rapa Nui. Sin embargo, la pesca intensiva de atunes por barcos industriales en el océano abierto pone en peligro la sustentabilidad de las poblaciones naturales de atunes en el Pacífico del sur y, consecuentemente, la ecología y economía de Rapa Nui.
La presencia de basura plástica abundante en las aguas alrededor de Rapa Nui es otra amenaza para el frágil ecosistema de la isla. El origen de esos plásticos no es local: largos ítemes como boyas, recipientes termoaislados para pescados, cuerdas, son lanzados al mar por barcos de pesca industrial que navegan en el océano abierto. Otros objetos plásticos comunes provienen de los continentes de alrededor. De hecho, cuando plásticos flotantes entran en el mar, estos pueden ser transportados lejos de su punto de origen por los vientos y las corrientes dentro de los giros oceánicos, al centro de los cuales se acumulan en gran cantidad. Durante el tiempo que los plásticos flotan cerca de la superficie del mar, se fragmentan en pedazos más chicos bajo los efectos combinados de la luz solar, temperatura, degradación química y abrasión mecánica. En el centro del Giro del Pacífico Sur, cerca de Rapa Nui, pequeños pedazos plásticos de varías formas, desde algunos centímetros (mesoplásticos) hasta milímetros (microplásticos), son ingeridos por muchos organismos marinos.
Los microplásticos se transfieren al depredador desde su presa, pero se desechan fácilmente.
Los atunes capturan directamente el mesoplástico,
que se acumula en el intestino del pez.
Previamente en Moe Varua, he presentado los resultados de otro estudio durante el cual habíamos encontrado que algunos juveniles del pez Ature (macarela mexicana; Decapterus muroadsi) habían ingerido preferentemente plásticos azules de tamaño, forma y color similares a sus pequeñas presas planctónicas. Experimentos conducidos en el laboratorio en la Universidad Católica del Norte de Coquimbo en Chile evidenció que los microplásticos (1 mm de largo) ingeridos por juveniles del pez cojinova (Seriolella violacea) quedaron en promedio una semana, hasta un máximo de siete semanas, en el tracto digestivo de los peces. Esos resultados sugieren que, en la naturaleza, los microplásticos pueden permanecer el tiempo suficiente en una presa como para ser transferidos a un depredador que coma e ingiera esta presa. Para saber si los microplásticos son transferidos a los atunes a través sus presas, hemos analizados el tracto digestivo de 50 Kahi ave ave (atún de aleta amarilla, Thunnus albacares) y 43 Hahave (pez volador,Cheilopogon rapanouiensis), una de las presas más comunes de los atunes, capturados al largo de la costa de Rapa Nui por pescadores de las caletas Hanga Piko y Hanga Roa en 2015 y 2016.
Hemos encontrado microplásticos en 7 de los 43 Hahave analizados. Como en los Ature previamente, una mayoría de los microplásticos encontrados en los Hahave eran azules, del mismo color y tamaño que las presas planctónicas de los peces en esta zona. Este resultado confirma que peces planctívoros regularmente ingieren pequeños fragmentos de plásticos. Un solo microplástico fue encontrado en el estómago de un atún, lo que significa que, si los microplásticos son transferidos al atún por su presa, esas partículas pequeñas no se quedan en el tracto digestivo de un pez tan grande. Un solo atún había ingerido tres mesoplásticos de 15 hasta 26 mm de largo, que fueron probablemente ingeridos accidentalmente por el pez en vez de su presa, las cuales son demasiadas pequeñas para ingerir plásticos tan grandes. Estos plásticos son también seguramente demasiados grandes para pasar a través del tracto digestivo de un atún y ser defecados; se podrían entonces quedar mucho tiempo a dentro de un pez, y podrían dañarlo físicamente.
La contaminación por el plástico parece no ser una amenaza inminente para las poblaciones de atunes al largo de la costa de Rapa Nui, especialmente en comparación con la sobrepesca practicada por los barcos factorías al largo de la costa de Rapa Nui. Sin embargo, a pesar que estos resultados son reconfortantes, no deben atenuar los efectos sociales, económicos y ecológicos negativos que genera la contaminación por los plásticos en Rapa Nui. Además, podría haber efectos deletéreos todavía desconocidos de los plásticos en los peces de Rapa Nui. Por ejemplo, las larvas y pequeños peces juveniles podrían ser afectados por la ingestión de plásticos. Esfuerzos significativos deben ser realizados en los lugares de donde proviene la contaminación por los plásticos para impedir que los desechos plásticos entren en el océano y, consecuentemente, lleguen a la costa de Rapa Nui. Iniciativas para reducir el consumo de plástico, facilitar la reutilización de objetos de plástico y mejorar el manejo de los desechos plásticos deben ser tomadas urgentemente a un nivel nacional e internacional. También, dispositivos legales para prohibir el desecho de basura plástica al mar desde los barcos pesqueros deben ser implementadas como, por ejemplo, monitorear los plásticos embarcados antes y después de una campaña de pesca, y multar los contraventores. Todos los esfuerzos para parar la contaminación por plásticos son esenciales para lograr que los océanos nuevamente sean limpios.