Gran Ceremonia Ancestral

Este año la celebración en torno al Día de la Lengua Rapa Nui, comenzó el 5 de noviembre con una recreación de la competencia del Hombre-Pájaro en el sector de Motu Painga Rere, detrás del Ahu Kihi Kihi Rau. En el evento organizado por el Liceo Honga´a o te Mana, que traducido significa “Nido del Poder Espiritual”, se buscaba recuperar la  tradición de la competencia del Tangata Manu y rememorar los antiguos rituales conocidos como Poki Manu y Take Manu.

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El año 1985, Rodrigo Paoa Atamu, miembro de la agrupación cultural “Mata Nui a Hotu Matu´a o Kahu Kahu o Hera,” propuso integrar deportes propios de la cultura Rapanui a la fiesta anual Tapati Rapa Nui, como el Haka Pei o deslizamiento sobre troncos de plátano, y el Taua Rapa Nui una especie de triatlón de deportes ancestrales, que se realiza en el volcán Rano Raraku. Hoy estas competencias son el atractivo principal de la Tapati Rapa Nui. Sólo quedó pendiente la competencia del Hombre Pájaro o Tangata Manu.

La elección del Tangata Manu fue implementada como una forma de restablecer el orden político y religioso en Rapa Nui, después de épocas de sobrepoblación, hambrunas y guerras tribales, en que el Mana o poder espiritual de los Ariki Henua  o reyes tribales se había desacreditado. Sus comienzos se remontarían a la primera mitad del siglo 18, según Sebastián Englert. Se realizó durante unos 200 años, pues tras la llegada de los misioneros católicos del Sagrado Corazón en 1866, todos los Rapanui fueron bautizados bajo esta nueva creencia. “Una vez que los misioneros vieron el baile del Ao con el huevo afuera de su casa en Hanga Roa, le dijeron a la gente que se trataba de algo demoníaco” relató Katherine Routledge, entonces lo abolieron. La última vez que se realizó la competencia habría sido entre 1866 y 1867 en presencia del Hermano Eugenio Eyraud y el Padre Gaspar Zumbohm.

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Se celebraba en los primeros meses de la primavera, en honor al dios Make Make, quien, como protector de la isla, habría traído a las aves Manutara o pájaro-fragata desde las Islas Sala y Gómez. Toda la gente de la isla se dirigía hacia Orongo por un sendero llamado la ruta del Ao, que aún existe. Los competidores o Hopu Manu, eran ayudantes y servidores de los jefes guerreros Matato´a, quienes aspiraban al rango de Hombre Pájaro. Un buen Hopu Manu debía reunir varias condiciones, entre ellas, la agilidad, la resistencia en la natación y la experticia en la escalada de acantilados.

Se hacía una fiesta para acompañar la competencia, llamada Koro Manu, en la que los asistentes animaban con danzas, cantos y rituales. Luego que el rey daba la orden, los Hopu Manu bajaban por el acantilado hasta la orilla del mar y nadaban una distancia aproximada de 1.500 metros hasta el islote más grande Motu Nui, provistos de un flotador cónico hecho de totora. El primero que encontraba el huevo, subía a una piedra alta llamada Puku Rangi Manu y lo anunciaba a un mensajero ubicado en la caverna Ana Hakarongo Manu quien a su vez le gritaba al aspirante a Hombre Pájaro: -Ka Varu te Puoko!- o córtate el pelo, dando a entender que había triunfado. Luego el atleta regresaba y le entregaba el huevo al jefe guerrero de su tribu, otorgándole el poder de convertirse en el próximo Tangata Manu.

Sobre los rituales conocidos como Poki Manu y Take Manu, se sabe que existía la costumbre de que, una vez terminada la fiesta del Tangata Manu, en el mes de diciembre se llevaba a niños y niñas a Orongo como un ritual de iniciación o consagración al dios Make Make. Además se realizaba el Koro Take, que era un entrenamiento de preparación para la supervivencia de estos jóvenes atletas.

Este año el Liceo Aldea Educativa y la Municipalidad, organizaron el evento Koro Nui Tupuna, o “gran fiesta de los ancestros”, en el que 21 alumnos de los 3 colegios de la isla participaron en 4 categorías: Take Manu las mujeres y Poki Manu los varones de entre 15 y 16 años. Y Neru las mujeres y Hopu Manu los hombres de entre 17 y 18 años.  El objetivo de esta actividad, según Rodrigo Paoa, era lograr la revitalización cultural, el respeto étnico, la convivencia social y la integración, pues antiguamente implicaba velar por la instalación y permanencia al interior de la sociedad de normas de convivencia, tales como el trabajo colaborativo, conocido como Umanga, la identificación con su clan, el auto-cuidado, el respeto a las normas y a los mayores y el respeto por el entorno natural, valores que en la actualidad se han ido perdiendo, por diferentes motivos, como la llegada de foráneos que han influenciado con sus distintas forma de vida, produciendo cambios trascendentales para la sociedad Rapa Nui.

Las actividades consistieron en diversas pruebas de destreza física y cultural, todas parte de la ceremonia ancestral Koro Manu, pero a diferencia del pasado, usando equipos modernos por seguridad. Partieron con una breve explicación de sus atuendos y una exhibición de su pintura corporal. Le entregaron a los jueces un gallo o gallina y un huevo. Usando distintivos de Tahonga colgados al cuello, cada participante se presentó con su nombre ancestral para la competencia. Recorrieron 100 metros de deslizamiento con cuerda o Canopy y luego 200 metros de natación. Debieron subir escalando la roca y una vez arriba, corrieron un circuito de 80 metros hasta la base de partida. Al finalizar, las mujeres debieron realizar una muestra de juegos con hilos Kai-kai mientras que los hombres representaron un canto guerrero o Hoko.

Los Hopu Manu, en cambio, primero bajaron el acantilado, y nadaron 300 metros llegando a un islote, en busca de un huevo previamente escondido. Colocándolo en un popo o especie de cintillo con un pequeño canastito amarrado en la frente, subieron por el acantilado usando el Ma´ari, pero al revés, trepando impulsados por su propia fuerza. Entregaron el huevo a los jueces llamados Tangata Tapa Manu, y finalizaron con un Hoko.

Algunos de los participantes reconocieron “sentirse conectados con los ancestros que nos vigilan desde el más allá.” Y Aunque señalaron que la competencia fue muy dura, explicaron que sintieron “un gran orgullo al sentir la mística de ser como un competidor real del pasado.”

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