María Virginia (Viki) Haoa Cardinali nace en el año 1955 en Rapa Nui, de raíces polinésicas y europeas. Por parte materna, desciende de su bisabuelo Rafael Cardinali Lazzarini, un italiano que venía en el barco Apoline Emilie, que encalló en Apina en el año 1896. Por su lado paterno, es descendiente de Jean-Baptiste Dutrou-Bornier, a través de las dos hijas que tuvo: Caroline y Marta. Por la parte ancestral rapanui, es descendiente de Pakomio Maori Ure Kino, quien logró regresar a Rapa Nui después de vivir el infierno siendo esclavo en las haciendas de guano en Perú.

Su infancia, como la de la mayoría de aquella época, fue marcada por tener responsabilidades desde muy pequeña. Ya cuidaba de sus hermanos menores a la edad de 5 años. Del colegio, recuerda que la sentaban con los niños chilenos, específicamente con la hija del gobernador marítimo de la época, ya que encajaba: era linda, chiquitita y, además, su papá era de la Armada. “El resto de mis compañeros eran grandotes, brutos, y los sentaban atrás. No volaba una mosca en las clases, porque no hablábamos castellano y las monjitas nos pegaban si hablábamos en nuestra lengua. Recuerdo muy bien un día en que le pegaron en la cara a Isabel Pakarati, que era mayor que yo en el colegio, solo por estar hablando en rapanui. ¡En la cara! Nunca se me va a olvidar”, recuerda Viki.

A los 9 años la mandaron a estudiar al continente, al igual que a todos sus hermanos. Un pilar muy importante para Viki es su abuelita, de quien recibió sus valores inquebrantables. Cuando terminó el colegio, Viki entró a estudiar en la Escuela de Medicina en Playa Ancha; sin embargo, se cambió a tecnología médica después de un año. “Ahí estudié los 4 años de la carrera, y me recibí estando embarazada de mi primera hija, Baihere, quien nació en 1981 en el Hospital El Salvador. No pasó mucho tiempo más y quedé embarazada de mi segunda hija, Matarena, quien nació en un fuerte temporal en junio de 1982”.

El rescate de la lengua Rapa Nui

Parte muy importante en la vida de Viki es su trabajo en pos del resguardo del re’o rapa nui, el cual comenzó tomando fuerza después del nacimiento de sus hijas y que la ha llevado a ser nombrada Tesoro Humano Vivo por la UNESCO, mérito que sentía no merecer en el año 2012: “Gente como el koro Alberto Hotus o Alfonso Rapu, te creo, pero, ¿yo?”.

Viki es humilde, pero se lo merece de sobra. Este trabajo comenzó alrededor del año 1984, con los talleres literarios que realizaron los lingüistas Weber. “Hice varias cosas; desde un folleto del SIDA hasta traducciones de todo tipo. También tenía un programa en la radio y otro en la tele, en directo. El tema de la lengua siempre me motivó porque quería que mis hijas recibieran un legado que tenía que entregarles, y luego a los niños de la isla, porque me duele: cada vez se habla menos en las casas. 

Aquí hay un problema de conciencia, del valor de la lengua de una sociedad que tiene más de mil años. Entonces, si falta esa conciencia, estamos viviendo en una superficialidad del consumo sin tomar en cuenta el peso de nuestras raíces, de dónde venimos, de quiénes somos y de nuestras historias, y eso es triste”, afirma Viki.

Libros Creados por Viki Haoa Cardinali

“En el programa de inmersión que hice en el Liceo Lorenzo Baeza Vega, nadie hablaba otro idioma que no fuera rapa nui. Con mi ayudante, jamás me veían hablar castellano, y no es que yo les dijera que estaba prohibido, sino que no había otro idioma que se escuchara en la sala. Entonces, fue rápido subir de nivel a los niños. Además, ellos siempre creyeron que yo no sabía español. Un día, lamentablemente, me pillaron hablando con una colega en español y una niña me acusó con todos los niños. ¡Qué desilusión! Pero, ¿sabes qué? Siguieron hablándome en rapa nui. Esos niños siguieron hablando rapa nui hasta el final. Traté siempre de atender caso a caso; las primeras horas las dedicaba a estar en cada mesa con cada alumno, porque siempre tuve rechazo a la homogenización. Nos meten en un aula de 30-40 niños y las profesoras no damos abasto. Viendo la experiencia de Hawái o Aotearoa, ellos tienen 15 niños, máximo 20. Dan ganas de replicar los modelos y eso hemos intentado hacer acá con el Honga’a, por ejemplo”.

Viki además, participó en la creación de El Día de la Lengua y Cultura Rapa Nui, el cual se creó alrededor de 1990, cuando los niños en el colegio no jugaban ni hablaban en rapanui, lo que indicaba que el idioma se estaba perdiendo. Ese año, Viki comenzó a dar clases nocturnas a adultos para alfabetizar y re-alfabetizar. Entonces planteó la idea de crear un día dedicado a la lengua rapanui, inspirada por su papá, quien trabajaba con don Alberto Hotus y el filólogo español Jesús Conte. “Mi papá sugirió que, así como se protegen animales en peligro de extinción, podríamos crear un día para llamar a la comunidad y autoridades a colaborar con la enseñanza del rapanui en el colegio”, comenta Viki.

“Con mi colega Hilaria Tuki, presentamos la idea a la administración del colegio. Aunque inicialmente no hubo mucha aceptación, logramos que se aprobara como un día de presentación de trabajos escolares. Preparamos dramatizaciones, relatos históricos, takona, pata’uta’u  y poesías. Realizamos un concurso de poesía para niños de 3º a 7º, con premios, a pesar de la falta de financiamiento y la resistencia de algunos padres y niños. Recibimos apoyo: la corporación Kahu Kahu Ohera era quien apoyaba con la logística y la Agrupación Cultural Mata Tu’u Hotu Iti, quien realizaba los ensayos artísticos y en lengua rapanui con los niños. Con el tiempo, la municipalidad y el colegio se unieron al esfuerzo, y el evento se trasladó al Centro Cultural Tongariki y luego a Hanga Vare Vare, donde se celebra anualmente.”

Viki hoy en día sigue realizando traducciones y sacando libros de cuentos en lengua rapa nui. Prontamente entregará un diccionario temático para niños pequeños, para ser propulsado el segundo semestre del 2024, y ya tiene visto con quién publicar sus próximos tres cuentos.

Kiko Morris

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