Cosmovisión de Rapa Nui

En las antiguas culturas polinésicas se desarrollaron relatos cosmogónicos denominados “Cantos de la Creación”, los cuales en todas sus islas -incluida Rapa Nui- comparten similares mitos de la creación y deidades, aun cuando guardan diferencias en sus interpretaciones locales. En el libro ‘When the Universe Was an Island’, sus autores, Alexandra y Edmundo Edwards describen que en la Polinesia, el origen del universo era concebido como un proceso de evolución desde lo intangible, oscuro, hasta un estado tangible y lleno de luz. Estos mismos elementos preexistentes fueron generando progresivamente a los Dioses y al Cosmos. En el caso particular del Canto de la Creación Rapa Nui se han rescatado 48 estrofas desde la tradición oral, resultando incompleto en comparación con otros relatos cosmogónicos como el hawaiano, que tiene más de 5 mil estrofas. Aun así, tradiciones orales que permanecen vigentes en la actualidad, como el culto a los ancestros y la creencia en los espíritus guardianes denominados Aku Aku, han permitido esclarecer en parte su cosmovisión.

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Los autores especifican que en los diferentes Cantos de la Creación, el Universo se concebía como una esfera dividida en dos partes inversas: el Ao, la sublime luminosidad, ubicada arriba de los cielos donde habitaban los dioses de la creación y otras fuerzas sobrenaturales que generan los poderes de la luz , del amor y la paz, y el Po, la oscuridad o las fuerzas oscuras y guerreras que habitan en la profundidad del mar, el hogar de muchas criaturas mitológicas y el lugar de donde los humanos vienen antes de nacer, y donde van después de morir. Ambas partes coexisten y son cuidados por sus respectivos sacerdotes. El balance entre luz y oscuridad debe ser mantenido en las comunidades. Existe un respeto por lo opuesto. Ahora, entre el Ao y el Po, se encuentra el Kainga, que es el mundo material, la tierra donde la gente nace y vive. El Kainga es dueña de nosotros. Nos llama a trabajar sus tesoros y secretos mientras estemos vivos. Después de la muerte del cuerpo físico viajan finalmente hacia la espiral de la vida espiritual, la sagrada espiral de la luz y la oscuridad.

Por tanto, el Ao y el Po, son universos poblados por fuerzas espirituales invisibles para aquellos que viven en el Kainga. Todos nacen en el Po, y vuelven allí cuando fallecen, si es que logran entrar. Por esta razón, las familias de los difuntos dejan ofrendas para que ellos se lleven y puedan entregar a los espíritus guardianes de los distintos círculos del Po. Si una persona era asesinada, no lograba llegar al Po a menos que los sacerdotes intervinieran para que fuera encausado hacia allá.

Los Dioses Rapa Nui

Para los pueblos polinésicos existían incontables tipos de dioses y entidades espirituales, dependiendo de su podery protagonismo que habían tenido en el proceso de la creación y quién los había engendrado. En Rapa Nui tenían vital importancia tanto los dioses de la creación como sus ancestros deificados, a los cuales rendían devoción, para así ser salvaguardados: “El panteón de los dioses polinésicos es gigantesco, ya que cada familia tenía sus antepasados que también se transformaban en dioses y así cada clan tenía su representante. Para invocar a estos seres superiores, los antiguos rapanui se presentaban recitando el Canto a la Creación. Esta letanía asemejaba a un árbol genealógico comenzando por los dioses de los cuales descendían, hasta llegar a su actual Jefe Supremo, el Ariki Mau”, expresa Edwards.

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Los dioses de la creación eran temidos e invocados para tareas específicas. Eran los mismos en todas las islas polinésicas, pero con distintos nombres, siendo Make Make el dios de la creación en Rapa Nui, del cual se maneja la mayor cantidad de información. Make Make era conocido en la Polinesia como Tane, Tiki o Kane, creador del hombre, de bosques y aves, hijo de la madre tierra (Papatuanuku) y del padre cielo (Ranginui). Según los reportes de Routledge, era el dios más importante de Rapa Nui, creador de la humanidad, tras copular con la diosa Hina que habitaba en la luna, el primer elemento femenino de acuerdo a la tradición oral.

Make-Make es el dios que regía el Culto del Hombre-Pájaro que luego tomó prevalencia sobre el Culto de los Ancestros (1680 – 1860). “En este culto se seguía pensando que los ancestros deificados proveerían todo lo necesario a sus descendientes, pero la manera de acceder a su Mana ya no sería a través de los Moai, sino marcado por el ganador de una difícil competencia, elegido por Make Make para ser el comunicador entre el mundo de los vivos y el de los muertos”, detallan los autores.

Deidades de los clanes Rapanui y su distribución geográfica

Los dioses son los 70 hijos de la madre tierra y el padre cielo, de los cuales 8 fueron llamados

a integrar sus vidas. Los principales, fuera de Make Make e Hina, son: Tangaroa, el dios de los mares y productor de las aguas a quien probablemente se celebraba en periodos de siembra y cosecha; Rongo, el dios de los cultivos, de la paz y prosperidad; Hiro, el dios principal de las tormentas, lluvias, vientos y fuerzas oscuras; era también adorado por los criminales siendo el responsable de introducir la maldad en la humanidad; Tu’u, el dios de la guerra, siendo la información de su culto en Rapa Nui casi inexistente y Ruaumoko, el dios de los terremotos y la actividad volcánica, y algunos otros desconocidos en Rapa Nui. En el caso particular de los ancestros deificados, los autores de ‘When the Universe was an Island’, consideran que el culto hacia ellos era mayor que al de los dioses de la creación, la prueba serían justamente los numerosos Moai, las estatuas que los representan y están presentes en todo el territorio de Rapa Nui.

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