El rescate de una tradición

El Umu, conocido también como curanto ancestral, es una tradición que sigue vigente en Rapa Nui. Conocidos son los Umu comunitarios organizados por las familias de la isla para las diversas festividades de la fe cristiana católica. Así también se mantiene aún la costumbre ritual ancestral de preparar el Umu Tahu y Umu Hatu al inicio y cierre de eventos importantes. El Umu Tahu es para augurar buenas vibras, solicitar  el apoyo de los espíritus y del Dios Make Make para la nueva obra o la celebración. En tanto, el Umu Hatu es para agradecer todo el recorrido del rito que se hizo. La comida comunitaria es el eje de estas celebraciones rituales que ancestralmente y según su sentido, tenía distintas denominaciones.

El Umu es común a toda la Polinesia, aunque la forma de prepararlo en Rapa Nui es más parecida a la del sur de Chile donde se le llama curanto, palabra de origen mapuche. Las teorías, apoyadas en hallazgos arqueológicos, apuntan a que los navegantes polinesios  habrían arribado a las costas del centro sur chileno en periodo prehispánico, llevando esta tradición al continente ayudados por la Corriente del Niño. Su preparación es bajo tierra con piedras talladas, generalmente impares, en el que se enciende una hoguera. El fondo es tapizado con hojas de banano para recibir los primeros alimentos que luego son cubiertos con piedras, hojas y por último con tierra. Al cabo de unas horas la cocción está lista y se desentierra los alimentos. Originalmente se usaban productos del mar, pollos y ratones que habitaban la isla desde los tiempos más antiguos. Hoy en día se introdujeron vacunos, corderos, y chanchos. Es costumbre acompañarlo con un tradicional Poe, una especie de queque rapanui hecho con taro, mañoca, camote o zapallo.

Estos antecedentes sobre los orígenes del Umu ancestral son corroborados por el profesor Rodrigo Paoa, quien junto a Felipe Pakarati y Cristián Madariaga escriben el libro “Te ‘Umu i Rapa Nui, es decir, La cocción de alimentos en horno subterráneo rapanui”.  “El texto, aún no publicado, tiene el principal objetivo de  “ordenar la tradición”, asevera Paoa… “la gente se confunde, algunos preparan celebraciones con actos que no tienen nada que ver con la tradición ancestral. Los ancestros ocupaban este espacio para rogar a Dios y pedir apoyo a los espíritus de sus territorios. Si uno lo toma como rito, debe saber cómo hacerlo y ocuparlo como corresponde, rescatando su sentido espiritual que es lo más importante.”

Con la llegada de los misioneros católicos en 1864 se fueron entregando nuevos sentidos al Umu, desde entonces, se arraigó la costumbre entre distintas familias de la Isla, de prepararlo con motivo de alguna festividad religiosa y repartirlo gratuitamente entre todos quienes llegaran, incluso turistas. “Con esta celebración se mantiene la parte tradicional del Umu Ava, con la entrega del Mana (poder) por la suerte que se ha recibido durante el año, pero convirtiéndolo en la celebración de los santos”, afirma Paoa, explicando  que estos Umu religiosos son los únicos comunitarios que persisten, a excepción del realizado año tras año en la fiesta cultural Tapati.

El primer Umu religioso fue el de Pentecostés y el otro fue el de Pascua de Resurrección. Según el párroco de la Parroquia Santa Cruz de Isla de Pascua, Bernardo Astudillo, en este proceso, resultó fundamental la figura del sacerdote Sebastián Englert, siendo él quién oficializa la inclusión de este rito ancestral a la fe cristiana católica. Posteriormente las familias fueron aplicando los curantos a distintas devociones de los santos y otros centrados en la figura de Jesucristo: Corpus Cristi, Pentecostés, la Santísima Trinidad. “Acá se produce una alianza de lo ancestral con lo cristiano, enfatizando este gesto solidario de unidad. En el mundo, se privilegia el individualismo y este acto es todo lo contrario”, afirma el párroco. Según Rodrigo Paoa, el sentido es dar alimento gratuito a las personas, tal como en la Biblia se veía la multiplicación de los panes y pescados.

Actualmente, se realizan los curantos masivos según el calendario religioso, teniendo un promedio de 500 asistentes por celebración. Las familias trabajan en conexión con el párroco, quién avisa en la misa que se aproxima el curanto para que toda la gente se haga partícipe. La familia está más de un año preparándose, criando animales y productos agrícolas. En los días previos faenan los animales, y preparan el Poe.  Para la fiesta de San Petero (San Pedro) que se realiza los 29 de junio, se celebran tres Umu comunitarios en las caletas de Hanga Otai, Hanga Piko y La Perouse. Petero Avaka, Alcalde de Mar de la caleta Hanga Roa Otai, organizador de uno de estos Umu, explica el especial vinculo que se genera en la víspera de esta celebración: “Hace cinco años que realizamos el curanto. Lo pasamos bien, es una entretención familiar. Hoy en día, los mayores orientamos a los jóvenes a hacerlo, ellos ya tomaron las riendas de esta bonita fiesta para el pueblo rapanui.” En tanto, su cuñado, Simón Teao, también colabora activamente en esta preparación, aunque el curanto de su familia se realiza en Semana Santa con motivo del Domingo de Resurrección, esta tradición le fue heredada por su abuelo Horacio y su padre Salomón:  “Ojalá que mi hijo siga, ojalá que no muera, el curanto es una vida para la Isla que se hace con las manos. Hay que hacer el fuego y sin fuego no vas a comer.”