«Aten vida a otra vida”…era el llamado de nuestros ancestros al emprender una navegación hacia nuevas islas. Nuestras mujeres llevaban las valiosas semillas, la cosecha de nuestro futuro y las amarraban a su cuerpo. Bajo cada pecho enrollaban un brote de Kumara (camote). Muchos peligros nos esperaban en estos viajes por el Océano Pacífico, pero nuestras mujeres eran cuidadosas y decididas. Mantenían vivas el Kumara, la planta que más apreciábamos, así también la Peru Peru (papa), el Taro (Manto de Eva), los Kamo Kamo, Uwha, Ti Kauka, Karaka, Poroporo, Hue, Raupo y el Kowhai.
Al poblar nuevas islas llevábamos nuestros Tokotoko que cobijaban los conocimientos sobre nuestra tierra y nuestros jardines. El maravillosamente tallado bastón de madera nos hablaba desde el Marae sagrado y le hablaba a la arena mojada mientras iba trazando hermosas señales sobre ella, señales que retornan por los caminos del espíritu de nuestros ancestros y nos conducen hacia las antiguas y sagradas tradiciones. El Tokotoko cuidaba las estrellas sagradas y los tesoros que llevábamos a la nueva tierra.
El Tokotoko es dado, no es tomado. Antes de ser entregado, primero es consultado el Varua del receptor, pues no le gusta permanecer en las manos de aquél quién busca satisfacer sus propios intereses con el conocimiento recibido. El Tokotoko pasa del padre al hijo o del padre a la hija, dependiendo de cuál Varua llamara con más fuerza. Este relato fue extraído de los cantos de la tribu Waitaha, una cultura pacífica pre-maori de Nueva Zelanda que han abierto sus cestos de sabiduría (“ Song of Waitaha, The Histories of a Nation” de Te Porohau Peter Ruka Te Korako, 2006).
Para algunos rapanui el Tokotoko en Rapa Nui es un bastón tallado en su parte superior con cabezas barbudas, imitando los bastones de los primeros europeos, cuyo ruido al caminar “toc toc” dio origen a su nombre. No obstante encontramos el siguiente relato del Hno Eugenio Eyraud sobre su primera estadía en la isla en 1864… “en todas las chozas se encuentran tablillas de madera o bastones con jeroglifos.” Posiblemente Eyraud se refería a los Ao o bastones de mando de madera con jeroglifos tallados, pero Etu´u Tuki, hijo del viejo sabio Benedicto Tuki, nos confirma que su padre le contó que efectivamente existían los Tokotoko en la antigüedad y que llevaban tallados los conocimientos de la tierra y la agricultura.