41 Años aportando a la lengua Rapa Nui
Recientemente nominados “Hijos Ilustres de Rapa Nui” por la I. Municipalidad de Isla de Pascua, el matrimonio norteamericano Roberto Weber y Nancy Thiesen de Weber, lingüistas ambos de la ONG SIL International, entregaron su vida a la nueva generación de la etnia rapanui, contribuyendo con el rescate de su lengua ancestral.
Respondiendo a demandas de larga data, en 1975, durante el gobierno militar se aprobó la enseñanza de la lengua rapanui de primero a sexto básico. El Ministerio deEducación y la Universidad Católica de Valparaíso, preocupados de la isla porque no existían profesores ni textos para enseñar, se contactaron con SIL, Summer Institute of Linguistics, organismo consultivo ante la Unesco y las Naciones Unidas. La finalidad de esta organización sin fines de lucro, perteneciente al cristianismo protestante evangélico, es recopilar y difundir documentación sobre lenguas poco conocidas, principalmente las no escritas, con la tarea de traducir la biblia en dichas lenguas.

Roberto Weber y su mujer Nancy Thiesen vivían en Perú junto a sus padres. Nancy Thiesen acota…”nosotros nos criamos en el Amazonas peruano. El papá de Roberto era piloto en la jungla, mi mamá era enfermera y yo secretaria. Así aprendimos a vivir en culturas indígenas y a servir a las minorías étnicas.” En 1976, a los 28 años, con tres hijos chicos, el matrimonio decidió aceptar el desafío en Isla de Pascua firmando un contrato por 3 años, que luego se renovó y pasó a ser indefinido. “Primero llegamos a Quilpué y veníamos de visita a la isla, pero ello no era suficiente y decidimos radicarnos aquí”, nos comenta Nancy Thiesen, “la isla era totalmente diferente a ahora, había muy pocas casas, muchas a medio terminar y los caminos eran huellas de barro. Nuestra primera tarea fue aprender la lengua rapa nui.”
“Hasta 1984 compartíamos la casa de una familia rapanui y Georgina Paoa nos recibía en la escuela. Ahí conocimos a varios profesores como Luis Gomez Macke, Emilia y Carmen Cardinali, Isabél Garcés, esposa de Alvaro Atán y Marian Peronard Thierry. En ese entonces el 77% de los estudiantes de la escuela isleña eran hablantes nativos de la lengua rapanui, pero no escribían ni leían su lengua. Los profesores Mario Tuki y Juan Marambio habían empezado con clases de rapanui en base a libros del Padre Sebastián Englert. Para fortalecer el idioma debíamos hacer algo para toda la comunidad y así empezamos con los talleres literarios con colegas del Perú y de la Universidad Católica. Estos talleres se realizaron durante tres meses, todos los días de la semana durante 5 horas diarias. Los rapa nui estaban tan entusiastas que no querían irse. Ellos contaban sus historias y la única persona que trataba de escribir todo a máquina fue Felipe Pakarati, a pesar de su ceguera. También Eusebio Tuki aprendió a escribir a máquina sus cuentos.”

Después de varios meses de estudio de la lengua local, incluyendo un análisis de su estructura fonética, los investigadores comenzaron con probar varios sistemas tentativos de escritura. Basándose en la opinión general de la gente, se tomaron decisiones más definitivas para un alfabeto que fuera fácil de aprender. Roberto Weber comenta que el primer desafío fue proponer un silabario. “Luego, con Carmen Cardinali realizamos el primer texto escolar de prueba para primer año básico, que terminó usándose para todos los cursos hasta 6° básico. Así los alumnos aprendieron a leer.
Nos dimos cuenta que aumentó sorpresivamente la autoestima de los alumnos, lo que los llevó a mejorar en casi todas las asignaturas. En 1989 logramos terminar textos escolares para todos los cursos de 1° a 6° básico. Se requería aprender a leer, escribir y a entender nociones gramaticales. Así también se realizaron cuatro manuales de enseñanza rapa nui como segunda lengua para los profesores. Era para alumnos que no dominaban el rapanui y a los cuales había que enseñar palabras y frases para aprender de a poco.”




En los años noventa, con la creciente llegada de continentales y el aumento de matrimonios mixtos, había cambiado el perfil de la escuela; según la pareja de lingüistas, la cantidad de alumnos nativos en lengua rapa nui había descendido bruscamente a un 25%. Era un hecho, los mismos padres rapanui preferían que sus hijos aprendieran el castellano pues pensaban que les otorgaría un mejor futuro.
La Ley Indígena de 1993 autoriza la creación de planes y programas para una educación intercultural bilingüe en el contexto nacional. La cultura de Rapa Nui hasta la fecha se había limitado a la enseñanza de bailes, música y artesanía. En este contexto surge el Programa de Inmersión de Virginia Haoa, que se implementó tres años después. En estos programas se ocuparon libros y materiales de estudio hechos por el matrimonio Weber en base de sus talleres literarios. Pocos años después, profesores rapanui crean la Academia de la Lengua, dando inicio a la revitalización de la lengua rapa nui.


Con la reciente publicación del Nuevo Testamento en idioma rapanui, la pareja de lingüistas ha cumplido su objetivo y regresa a su país de origen. “El proyecto de traducción de la biblia demandó un trabajo mancomunado con destacadas personas y profesores rapa nui durante 23 o 24 años”…afirma Roberto Weber. “Ahora estamos terminando la reedición de los nuevos textos de estudio y los trabajos técnicos sobre temas gramaticales del idioma que serán subidos luego al internet.
En los EEUU terminaremos el diccionario rapanui- castellano para enviarlo a la isla. Nancy Thiesen de Weber suspira: “Es difícil dejar la isla. A pesar de ser únicos los rapa nui y lo difícil que fue trabajar con ellos, los amamos. Muchas veces quisimos tirar la toalla, pero aquí estamos. Nuestros hijos crecieron y estudiaron en Rapa Nui. Ahora regresamos al valle central de California, tierra de mis padres, donde hoy viven nuestros hijos y nietos. No nos llevamos nada y nos sentimos casi como inmigrantes indigentes. Llegaremos justo al matrimonio de nuestra hija mayor, Iorana Rapa Nui.” El día de su partida, la pareja recibió la notificación de residencia por votación unánime de la Comisión de Desarrollo de Isla de Pascua.

