Mitos y leyendas narraban acerca de la heroica migración de los polinesios hacia lo largo y ancho de la actual Polinesia. Pero el conocimiento de los métodos tradicionales de navegación se habían perdido en gran medida después de la colonización por los europeos. Investigadores como Heyerdahl y otros realizaron espectaculares viajes a comienzos del siglo XX para comprobar sus teorías de las migraciones. Le siguieron los pasos varios polinesios y la primera embarcación en revivir estos viajes fueron el Höküle’a de Hawai’i en 1970, que luego inspiró a varios más, creando la Sociedad de Navegantes Polinesios.
Lynn Rapu (49 años), líder de la histórica travesía del Kuini Analola, primera embarcación ancestral rapanui construida en los astilleros de Quellón (Chiloé) y que emprendió un viaje no instrumental hacia Rapa Nui en febrero pasado, nos relata: “En 1985, cuando tenía 16 años, junto a Kio Teao, David Teao y Alberto Ika planeamos la idea de construir una embarcación ancestral, conocida como Vaka taurua, luego de que los primos Teao vieran este tipo de catamaranes durante un viaje a Tahiti. Entonces en la isla no había materiales ni árboles para hacerlo, y traer materiales desde Chile era y sigue siendo muy caro.”
Tras muchos años suspendido, este proyecto reflotó en 2012 cuando Lynn Rapu se desempeñó como embajador cultural de Rapa Nui en Tahiti, donde pudo conocer de cerca cofradías de navegación como las de Tonga y Samoa, logrando un contacto formal con Hawaii y su Universidad, obteniendo becas para las futuras tripulaciones. Fue Charles Nainoa Thompson, capitán de Höküle’a y presidente de la Sociedad de Navegación Polinesia, quien brindó la bienvenida a Rapa Nui. Así se logró incluir a dos jóvenes rapanui en la tripulación del vaka taurua Fa’afaite, una embarcación ancestral que viajó hacia las islas Salomón.
El año 2016 llegaron a la isla dos embarcaciones desde Auckland (Nueva Zelanda), el Te Aurere y su hermana gemela, liderado por el ingeniero maorí Hekenukumai Puhipi (Hector Basby). Lynn logra su apoyo para incluir a otros dos jóvenes en su viaje de retorno a Nueva Zelanda y construir el primer catamarán o vaka taurua Rapa Nui. “Recientemente falleció nuestro amigo y le quiero rendir un gran homenaje. Él nos ofreció ayudar en la fabricación de nuestro vaka, pero eso significaba cortar uno de esos antiguos árboles de Aotearoa y no aceptamos”, agrega Lynn.”
El siguiente paso para Lynn Rapu y su esposa tahitiana Maima de Rapu, fue crear la Fundación Ao Tupuna con el objeto de construir un catamarán de doble casco y establecer una Academia de Navegación para rescatar, preservar y difundir esta tradición a los jóvenes de Rapa Nui. En el intertanto ambos tocaron muchas puertas en la isla, como en Santiago y en Tahiti, para obtener recursos económicos para este proyecto, pero, según Lynn, la respuesta siempre fue: ¡Veremos! “Con el esfuerzo de mi mujer y mío y las oraciones de mi madre Analola Tuki Teave, iniciamos esta misión con recursos propios y el apoyo de nuestros tupunas (ancestros). Nos fuimos a Quellón donde encontramos a mi amigo, Nelson Henriquez, quién nos preguntó por nuestro sueño de recuperar las artes de la navegación ancestral e insistió llevarnos a ver los astilleros de los chilotes llamados “maestros de ribera” que construyen embarcaciones de madera. Entre todas la maderas disponibles elegimos el ciprés de las Guaitecas, que soporta largas travesías en el agua, y nos quedamos a construir el catamarán con el astillero Quiliente para cumplir el sueño del pueblo rapanui: volver a navegar.”
Después de 1 año y 3 meses de construcción y entrenamiento de la tripulación, el vaka taurua de 16 metros de eslora, 5 metros de manga y 1,45 metros de altura desde el casco, es bautizado y botado al mar el 30 de noviembre 2018 en el sector de Hito Cero de Quellón. La nave es únicamente impulsada por remos y velas, que fueron aportadas por el alemán Martin Schulze, aunque también cuenta con un motor auxiliar para entrar y salir de las bahías. “Desde ese momento ya comenzamos a recibir recursos de CONADI y ayuda logística de la Municipalidad, la Comunidad Ma’u Henua y aportes de varias personas”, nos comenta Rapu. El 14 de febrero 2019, el Kuini Analola es despedido con rituales rapanui y finalmente zarpó el 16 del mismo mes. La embarcación navegó por las costas de Quellón, Calbuco, Ancud, Queule, Valdivia, Lebu, Talcahuano y Valparaíso, antes de continuar rumbo a Rapa Nui. Desde Calbuco la travesía fue guiada por la Armada de Chile.
“Fuimos siete tripulantes, seis rapanui y un continental, piloto de avión privado llamado Claudio Ramirez. El primer capitán fue Hoko Ika Melin y luego se incorporó como capitán Raúl Zapata como segundo capitán. Gracias a Dios no tuvimos accidentes en el viaje, sólo una vez nos tocó un fuerte temporal al salir del Canal de Chacao. En la noche estuvimos luchando durante 7 horas para salir, pero no hubo caso y le pedí al capitán volver al puerto más cercano (Ancud). Después de 2 días llegamos a Valdivia donde la Capitanía nos agasajó con mariscos. En Valdivia nos detuvimos 4 días participando en el Corso Fluvial de la Noche Valdiviana. Recorrimos el río Calle Calle compitiendo con otras embarcaciones en distintas categorías y compartiendo con la etnia mapuche del lugar. Continuamos viaje por la costa nacional y el 6 de marzo recalamos en Valparaíso donde fuimos recibidos en una masiva ceremonia en el Muelle Prat acompañado de autoridades locales y nacionales.”
Después de 27 días navegando mar abierto y de 3.000 millas náuticas recorridas, el Kuini Analola arriba a Rapa Nui en la madrugada del sábado 27 de abril 2019. La comunidad entera acogió a la tripulación con una ceremonia ancestral en playa Hanga Rau, también llamada Anakena, con música, bailes y un curanto abierto a toda la comunidad. Lynn Rapu nos comparte su sentimiento: “Con la celebración del curanto vi que, independientemente a las disputas que podemos tener entre los rapanui, sí existe unión al celebrar nuestra cultura. Finalmente queremos agradecer al Padre Bernardo y a todas las familias rapanui que rezaron para el buen fin de esta histórica navegación que esperamos inspirará a las generaciones futuras.”